Ejercicio 4.
DELE ORDENES AL CEREBRO Seleccionando una opción de respuesta y justificándola.
Continuidad de los parques
DELE ORDENES AL CEREBRO Seleccionando una opción de respuesta y justificándola.
Continuidad de los parques
Julio Cortázar.
Había empezado a leer la
novela unos días antes. La abandonó por negocios urgentes, volvió a abrirla
cuando regresaba en tren a la finca; se dejaba interesar lentamente por la
trama, por el dibujo de los personajes. Esa tarde, después de escribir una
carta a su apoderado y discutir con el mayordomo una cuestión de aparcerías,
volvió al libro en la tranquilidad del estudio que miraba hacia el parque de
los robles. Arrellanado en su sillón favorito de espaldas a la puerta que lo
hubiera molestado como una irritante posibilidad de intrusiones, dejo que su
mano izquierda acariciara una, otra vez el terciopelo verde y se puso a leer
los últimos capítulos. Su memoria retenía sin esfuerzo los nombres y las
imágenes de los protagonistas, la ilusión novelesca lo gano casi enseguida.
Gozaba del placer casi perverso de irse desgajando línea a línea de lo que lo
rodeaba, y sentir a la vez que su cabeza descansaba cómodamente en el
terciopelo del alto respaldo, que los cigarrillos seguían al alcance de la
mano, que mas allá de los ventanales danzaba el aire del atardecer bajo los
pies de los robles. Palabra a palabra, absorbido por la sórdida disyuntiva de
los héroes, dejándose ir hacia las imágenes que se concertaban y adquirían
color y movimiento, fue testigo del último encuentro en la cabaña del monte.
Primero entraba la mujer, recelosa; ahora llegaba el amante, lastimada la cara
por el chicolazo de una rama, admirablemente restallada ella la sangre con sus
besos, pero el rechazaba las caricias, no había venido para repetir las
ceremonias de una pasión secreta, protegida por un mundo de hojas secas y
senderos furtivos. El puñal se entibiaba contra su pecho, y debajo latía la
libertad agazapada. Un dialogo anhelante corría por las paginas como un arroyo
de serpientes, y se sentía que todo esta decidido desde siempre. Hasta esas
caricias que enredaban el cuerpo del amante como queriendo retenerlo y
disuadirlo dibujaban abominablemente la figura de otro cuerpo que era necesario
destruir. Nada había sido olvidado: coartadas, azares, posibles errores. A
partir de esa hora cada instante tenía su empleo minuciosamente atribuido. El
doble repaso despiadado se interrumpía apenas para que una mano acariciara una
mejilla. Empezaba a anochecer.
Sin mirarse ya, atados
rígidamente a la tarea que los esperaba, se separaron en la puerta de la
cabaña. Ella debía seguir por la senda que iba al norte. Desde la senda opuesta
el se volvió un instante para verla comer con el pelo suelto. Corrió a su vez,
parapetándose en los arboles y los setos, hasta distinguir la bruma malva del
crepúsculo alameda que llevaba a la casa. Los perros no debían ladrar, y no
ladraron. El mayordomo no estaría a esa hora, y no estaba. Subió los tres
peldaños del porche y entró. Desde la sangre galopando en sus oídos le llegaban
las palabras de la mujer: primero una sala azul, después una galería, una
escalera alfombrada. En lo alto, dos puertas. Nadie en la primera habitación,
nadie en la segunda. La puerta del salón, y entonces, el puñal en la mano, la
luz de los ventanales, el alto respaldo de un sillón de terciopelo verde, la
cabeza del hombre en el sillón leyendo una novela.
Tomado de: Cortázar,
Julio. Final del juego, buenos aires: editorial sudamericana (1956) 1964
63 en el texto, un hombre
se encontraba leyendo desde hacía varios días una novela que retorno en dos
ocasiones, cuando
A. Se
sentó en su sillón favorito de espalda; a la puerta del estudio y después de dormir
un rato.
B. Acaricio
el terciopelo del sillón y después de escribir una carta a su mayordomo en el
estudio.
C. Discutió
con su mayordomo un asunto y después de pasear por el parque de los robles.
D. Regreso
en tren a su finca y después de escribir a su apoderado en el estudio.
64 atendiendo a la
estructura narrativa del texto, el parque de los robles puede considerarse
A.
Un escenario bucólico que dita al personaje
lector de una magia e ilusión novelesca.
B.
Un espacio lindante entre la vida del
personaje lector y la ficción novelesca de los amantes.
C.
Un espacio estratégico que permite oponer la
realidad del cuento a la realidad de la novela.
D.
Un escenario novelesco en el que se
desarrolló la trama de un amor prohibido y furtivo.
65 en el texto, expresiones
como”…se dejaba interesar lentamente por la trama…”, “…gozaba del placer casi
perverso de irse desgajando línea a línea de lo que lo rodeaba…”, “…la ilusión
novelesca lo gano casi en segunda…” y “…absorbido por la sórdida disyuntiva de
los héroes…”, “fue testigo del ultimo encuentro en la cabaña…” …permiten
afirmar que el narrador quiere hacer ver al hombre que lee la novela como un
ser que
A.
Busca una razón para su existencia dentro de
las páginas de la novela.
B.
Se siente atraído por una historia que
considera apasionante y escandalosa.
C.
Participa con placer de una historia que
sabe lo conducirá a un desenlace fatal.
D.
Se siente atrapado por la dualidad en la que
viven los personajes de la novela.
66 en la expresión del
texto, “desde la sangre galopando en sus oídos le llegaban las palabras de la
mujer: primero una sala azul, después una galería, una escalera
alfombrada”, las palabras subrayadas especifican en que momento ocurre una
secuencia de acciones; por tanto, estas se denominan
A.
Adjetivos calificativos.
B.
Adverbios de modo.
C.
Adverbios determinativos.
D.
Adverbios de tiempo.
67en el texto de Cortázar,
el amante de la mujer se caracteriza por ser impetuoso y decidido, porque
A.
En el encuentro en la cabaña del monte le
lastimo la cara a la mujer dándole un chicotazo con una rama.
B.
Desde el principio de la narración propuso
que debía darle muerte al esposo de la mujer que amaba.
C.
A lo largo del relato se manifiesta su
personalidad agresiva y sus ganas de libertad para su pasión amorosa.
D.
Desde el principio de la narración sostuvo
un puñal en su mano y sólo lo soltó cuando cometió el crimen.
68 en continuidad de los
parques se refleja un pensamiento en el que predomina
A.
La valoración de lo maravilloso como parte
de la cotidianidad del ser humano.
B.
La búsqueda incesante de una realidad
suprema que supere la cotidianidad.
C.
La importancia de reconocer la tristeza y la
alegría como partes constitutivas del espíritu humano.
D.
La necesidad de replantear los sentimientos
internos del ser humano que lo conducen a la nostalgia del pasado.
69 la frase atribuida a
Maquiavelo “el fin justifica los medios” y el discurso de solano
A.
Se contradicen.
B.
No se relacionan.
C.
Son equivalentes.
D.
Se complementan.
70 en el discurso de
solano, la muerte de Lara se ve como
A.
Trágica e inaceptable.
B.
Deseable y productiva.
C.
Necesaria y conveniente.
D.
Vergonzosa y deplorable.
71 se puede afirmar que, en
la escena, la actitud de solano respecto a Triana es de
A. Temor.
B. Envidia.
C. Desprecio.
D. Impotencia.
72 siente a su trabajo,
solano se siente como
A.
Una pieza más en la cadena de mando militar.
B.
Un obstáculo para el funcionamiento del
ejército.
C.
Un eslabón fundamental en la defensa de la
sociedad.
D.
Un mecanismo para descargar las culpas de
los demás.
73 aunque el juez le
permite no hacerlo, solano responde la pregunta de Triana porque
A.
Cree que la verdad debe exponerse en
cualquier situación.
B.
Percibe que la situación y el cargo de
Triana lo obligan a hacerlo.
C.
Quiere descargar su indignación por ser cuestionado
sin merecerlo.
D.
Considera que es la mejor forma de responder
a los ataques de Triana.
74 Según lo relatado en el texto, una de las
características principales de solano es la falta de
A. Respeto
a las autoridades.
B. Control
de sus emociones.
C. Compromiso
de su trabajo.
D. Autoridad
sobre sus dirigidos.